“No es difícil amar a una mujer que riega sus macetas”
Autor: Alonso de Molina
No es difícil
amar a una mujer que riega sus macetas. Ni siquiera es preciso que haya nacido
un viernes, pero sería oportuno que ella tenga la risa de un día como el
jueves, pues bien pudiera ser que le crecieran pétalos y germine en sus flores
hasta hilvanar los círculos de un bosque donde aguarda el helecho para abrir
paso a los solsticios y descoser el karma y sus escamas, renaciendo otra vez,
de entre los tiempos, única.
Tampoco es necesario que trepe por los muros para
contradecir las hormas de la geometría pretendiendo alcanzar los alfas y omegas
de la divinidad, pues si de amar se trata, ella ama a sus plantas y a sus
gatas, ama su consabido mate y ama sus ojos, (y quizá los míos), y ama caminar
como un rayo inviernos, primaveras, otoños y veranos, creciéndoles las huellas
desde los pies urgidos al exacto centro de sus buganvillas.
Por poner un
reparo, tendría que decir que la prefiero fresca, como recién cogida de un
campo de cerezas y buscara mis párpados para perderse en busca de un pecado.
Que prendida en el vientre de la música rompiera los tambores y afirmara que
sí, que existe un mundo desbordado de yerbas y de aromas que crecen día tras
día entre sus huesos.
En verano
buscamos los racimos huyendo hacia la luna. A veces me parece un sueño que
llega hasta el invierno. Ella borra bostezos a la noche, esquivando las dudas
de su cuerpo, mientras caen rendidos por su cuello, mis dientes uno a uno muy
despacio.
Podría ser
aurora proclamada, y no lo es. Es tan solo un retazo de un mar que un día
cambió de tierra buscando hundir los besos donde sus pies naufraguen junto a
mí. Hay que amarla cargado de paciencia, como a una reina que zurce entre sus
labios un dominio de cantos sin medida. No es difícil amar, ya digo, a una
mujer que riega sus macetas.
Análisis del poema por Javier Amable
1.
Estructura y métrica:
El poema no sigue una métrica fija ni está sujeto a un
esquema de rima formal. Es un poema escrito en verso libre, lo que da al autor
más libertad para jugar con la musicalidad del lenguaje y las imágenes, sin la
restricción de las reglas métricas tradicionales. La falta de rima y métrica
específica no afecta su fluidez, ya que el ritmo está guiado por la cadencia interna
de las palabras y los encabalgamientos. Este uso del verso libre es coherente
con la temática de la naturaleza, la libertad y el fluir del tiempo que se
exploran en el poema.
2.
Lenguaje y estilo:
El estilo es poético y reflexivo, con un uso de imágenes
detalladas y sensoriales que evocan la naturaleza y el tiempo. El lenguaje está
cargado de sutileza y lirismo, presentando un discurso que se mueve entre lo
cotidiano (regar las macetas) y lo metafísico o espiritual (el crecimiento, los
ciclos, el karma, los solsticios).
El tono es intimista y, al mismo tiempo, algo contemplativo.
Hay una constante reflexión sobre lo que es amar a la mujer que riega sus
macetas, no desde lo grandioso ni lo épico, sino desde lo sencillo, lo
cotidiano, lo esencial. Esto refuerza la idea de que amar no es un acto
complicado, sino que se manifiesta en los pequeños gestos de la vida diaria.
El poema está salpicado de frases largas, con pausas
internas, que favorecen un flujo pausado y meditativo, como si el poeta se
tomara su tiempo para contemplar y saborear las sensaciones y pensamientos que
evoca la mujer. Al no ser un poema formalmente rimado o sujeto a métricas
rígidas, este uso del ritmo refleja una sensación de libertad, coherente con el
carácter libre de la mujer y su relación con la naturaleza.
3.
Imágenes:
El poema está cargado de imágenes ricas y simbólicas, que
contribuyen a crear un ambiente sensorial. Algunas de las imágenes más
destacadas son:
- “Mujer que riega sus macetas”: La acción de regar
macetas evoca un acto de cuidado y conexión con la vida. Las plantas son
símbolo de crecimiento, renovación y fertilidad, y, al ser cuidadas por la
mujer, reflejan su capacidad de nutrir y crear belleza.
- “Le crecieran pétalos y germine en sus flores”: Una
metáfora que asocia a la mujer con las plantas que cuida, como si ambas
estuvieran entrelazadas en un ciclo natural de crecimiento y vida. La mujer no
solo cuida la naturaleza, sino que es parte de ella.
- “Renaciendo otra vez, de entre los tiempos, única”:
Aquí se introduce la idea de renacimiento y unicidad. La mujer es presentada
como una figura única, que trasciende el tiempo y las estaciones, pero sin
perder su conexión con la naturaleza.
- “Cargado de paciencia, como a una reina que zurce entre
sus labios un dominio de cantos sin medida”: La comparación de la mujer con una
reina que zurce no solo denota su cuidado y dedicación, sino también su poder,
aunque sea en un reino más humilde y personal. Los “cantos sin medida” evocan
la naturaleza infinita y libre de su ser.
4.
Palabras clave:
- “Riega sus macetas”: Esta imagen principal sugiere
tanto el cuidado como la conexión con la vida y la naturaleza. Las plantas,
aquí, representan la capacidad de amar en lo cotidiano.
- “Pétalos”, “flores”, “helecho”: Todas estas palabras
relacionadas con la naturaleza sugieren el ciclo de la vida, el crecimiento, la
fertilidad y la transformación.
- “Solsticios”, “karma”: Introducen una dimensión cósmica
o espiritual, conectando a la mujer con los ciclos del universo y las fuerzas
invisibles que gobiernan la vida.
- “Paciencia”: Resalta la naturaleza tranquila y lenta
del amor descrito, el cual se manifiesta a través del tiempo y la dedicación.
- “Reina”: Aunque no en el sentido de majestuosidad
pública, el uso de esta palabra sugiere que la mujer tiene un poder interno y
una dignidad en su forma de existir.
5.
Figuras retóricas:
El poema está repleto de metáforas, símiles y símbolos,
elementos que le otorgan profundidad y riqueza. Algunas de las figuras más
destacadas son:
- Metáforas:
- “No es difícil
amar a una mujer que riega sus macetas”: Esta frase funciona como una metáfora
extendida en todo el poema, donde la acción de regar macetas se convierte en un
símbolo del tipo de amor que se describe: uno simple, natural, y enraizado en
el día a día.
- “Le crecieran
pétalos y germine en sus flores”: La mujer es vista como parte del ciclo de
vida de las plantas, lo que subraya la idea de conexión con la naturaleza.
- “Zurce entre
sus labios un dominio de cantos sin medida”: La acción de “zurcir” crea una
metáfora para el cuidado y el arte de la paciencia, mientras que el “dominio de
cantos” evoca una habilidad innata y libre.
- Imágenes sensoriales:
- “Como recién
cogida de un campo de cerezas” introduce una imagen táctil y gustativa,
evocando frescura y tentación.
- “Creciéndoles
las huellas desde los pies urgidos al exacto centro de sus buganvillas” mezcla
lo visual con lo táctil, dándole vida a la idea de caminar por las estaciones
de la vida.
- Símbolos:
- “Cerezas”
puede simbolizar el placer, la frescura, o incluso lo efímero.
- “Helecho”, “solsticios”
y “karma” son símbolos de ciclos, eternidad y conexiones espirituales que
trascienden lo inmediato.
6.
Temática:
El poema explora el amor en su forma más sencilla y pura,
alejándose de las concepciones grandilocuentes del amor romántico. Aquí, amar
es estar en sintonía con la naturaleza, con los ciclos de la vida, y con los
pequeños gestos cotidianos que constituyen la existencia. La figura de la mujer
es casi una extensión de la naturaleza misma, con su risa, sus plantas y sus
gatas.
También hay un componente de espiritualidad y transcendencia.
Se mencionan conceptos como el “karma”, los “solsticios” y los “ciclos”, lo que
sugiere que la mujer no solo es amada por lo que hace o por su presencia
física, sino por cómo encarna ciertos ritmos universales más profundos.
Conclusión:
Este poema es una oda al amor cotidiano, a la belleza y
al misterio que residen en lo aparentemente simple. Utilizando el verso libre,
un lenguaje cargado de imágenes sensoriales y un tono íntimo, el poeta crea una
atmósfera de contemplación y reverencia. La mujer que riega sus macetas se
convierte en símbolo de una conexión más profunda con la naturaleza, el tiempo
y la vida misma, y amarla es entrar en sintonía con esos ciclos.
El poema es parte del libro Proclamado en ti,
del autor Alonso de Molina, dedicado a su esposa.
Gracias por leer y dejar un comentario en mis libros.
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